Sea mujercita y aguántese como los machos

En esta vida he corrido con suerte y nunca me han discriminado. O al menos no lo he notado, pero me contaron historias de miedo para esta columna.

El 70% de las mujeres sufre acoso sexual en el ámbito laboral, y ese porcentaje sube cuando el nivel socioeconómico es más bajo o es mayor el grado de subordinación de la trabajadora. Pero las irregularidades pueden iniciar desde la contratación; con análisis de no gravidez o de VIH/SIDA como condicionante para obtener el empleo.

Es muy común, en cualquier estrato social, recibir insinuaciones de caracter sexual por parte de los compañeros de trabajo. Creo que en ese caso, es porque nada pierden con intentar. Preocupa un poco más cuando esas insinuaciones vienen de los directivos o peor aún, de los clientes de la compañía. No hay una form a correcta de rechazarlas porque nunca son directas.

Sólo usando mucha retórica se puede dar un mensaje igual de críptico sin herir susceptibilidades.  La verdadera lucha se da cuando tienes que lidiar con acoso moral y hostigamiento basados en una cuestión de género.

En la mayoría de las empresas, la comunicación con los (seres) superiores está regulada y si tu jefe no quiere, no hay forma de que tu esfuerzo tenga visibilidad. Por eso es tan fácil que otras personas crezcan con logros ajenos. Pero también que sufras abusos difíciles de demostrar; como que no recibas los mismos incentivos u oportunidades (cursos de capacitación, tener las mejores cuentas) o que se eleven tus cargas de trabajo en forma desproporcional a la de tus compañeros. Y al externar tu desacuerdo te contesten con un “si fueras tan buena podrías con todo eso y más“.

La única forma que encuentro para deshacerte de la persona que te hace la vida imposible es documentar todo. Hay que ser muy inteligente y tener mucha paciencia. Al ser mujeres nos toca trabajar más y nos encontramos con más obstáculos, sí. Pero tenemos que vivir con ello en vez de quejarnos. Nada demuestra mejor que podemos tener las mismas oportunidades que nuestro propio trabajo. Y si educamos niños que entiendan desde pequeños que la capacidad no se trata de género, las próximas generaciones lo tendrán más fácil.

Nos falta un camino muy largo para recorrer en materia de derechos laborales, pero con una mente abierta y mucho esfuerzo ya se tiene la mitad andada.

¿Ustedes han sido molestadas/os o acosadas/os de alguna forma? ¿qué hicieron?