El sexo es una de las mejores formas de pasarlo bien, reafirmar la intimidad y expresar los sentimientos. Está comprobado que el sexo es necesario para construir una relación estable y placentera.
La duda es, si esto limita a las personas que no tienen una pareja a tener sexo. Sexo sin amor o lo que se llama sexo por sexo.
Sicólogos y sexólogos consideran que el no tener una paraje estable no es limitante para tener sexo, es decir, que para tener buen sexo no es necesario que exista amor de por medio.
Ojo, no se trata de fomentar la práctica de sexo de manera irresponsable con cualquier persona.
El vaso medio vacío o medio lleno
Hay dos puntos de vista:
1. Puede existir el más puro amor entre una pareja sin llegar a tener sexo, ejemplo de ello son los ancianos que después de muchos años siguen amándose como el primer día, o las parejas de jóvenes que se aman, pero por razones religiosas no practican sexo hasta el matrimonio.
2. De la misma manera, el sexo casual entre un hombre y una mujer puede llegar a ser muy satisfactorio y placentero, aun cuando ellos no estén enamorados.
Sexo con amor es la meta de todos, pero y ¿si no tienes amor, te vas a limitar?
La inteligencia emocional y madurez sexual nos debe hacer comprender que puede existir sexo casual entre un hombre y una mujer que se estiman, se aprecian y se respetan como amigos pero a su vez se atraen, se comprenden y se complementan sexualmente, a través de sentimientos positivos y humanos, no necesariamente asociados al amor.
Reglas no escritas al tener sexo sin amor:
1. Que ninguno de los dos se involucre. Y si deciden enamorarse, que sea una puerta que cruzan juntos. Saber que, mientras el otro no lo exprese o ambos quieran cambiar el giro a su relación, sólo se tratará de sexo
2. Usa preservativo siempre y exige su uso, incluso para el sexo oral.
3. Hablar códigos de seguridad que podrían funcionar en caso de algún inminente peligro, como que el otro comience a enamorarse y pretenda interferir en las relaciones amorosas formales del otro.
4. Nadie puede esperar más del otro, que no sea la relación sexual per se. Es decir, las llamadas, invitaciones a salir u otro tipo de vinculaciones amorosas podría existir con el consentimiento de ambos, como una especie de comunicación pero no como parte de un sentimiento amoroso, si así lo deciden.
5. Saber que aunque se trata de meros encuentros sexuales, el otro merece respeto y nunca debe ser visto como objeto.
