El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha sido condenado este jueves a un año de prisión por publicar, a finales de 2005, conversaciones de procedencia ilícita en Il Giornale, el periódico propiedad de su hermano Paolo, también condenado a dos años y tres meses de cárcel.
La finalidad de la publicación era perjudicar a Piero Fassino, por aquel entonces secretario del partido Demócratas de Izquierdas (DS) y en la actualidad alcalde de Turín.
Berlusconi atribuyó la condena a la “persecución intolerable” que, según él, sufre por parte de los jueces de Italia en general y de los de Milán en particular.
Según la sentencia, Roberto Raffaelli, director de RSC, una empresa se reunió con Berlusconi en su villa de Arcore y le ofreció una conversación grabada entre el presidente de la aseguradora Unipol, Giovanni Consorte, y Piero Fassino, entonces líder del DS, un partido que se terminó integrando en el Partido Democrático (PD) de Pier Luigi Bersani.
El director de RSC disponía de esas grabaciones porque el presidente de Unipol estaba siendo investigado por presunto uso de información privilegiada en la compra de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL).
Pero no terminan aquí los problemas del anterior primer ministro con la ley. A partir del día 27 de mayo, un juzgado de Palermo abrirá la vista oral por las supuestas negociaciones entre el Estado italiano y la Cosa Nostra en la década de los noventa.
Por parte de la mafia siciliana se sentarán en el banquillo su histórico jefe, Salvatore Toto Riina, y tres de sus principales secuaces. Pero entre los representantes del Estado que serán juzgados se encuentra su íntimo amigo y exsenador Marcello Dell’Utri.
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