Solamente podremos romper el círculo de la pobreza a través de la educación

Si hay algo que nos toca el corazón es ver a un niño descalzo, flaco, desnutrido, viviendo cerca de un basurero, sin contar con agua limpia para beber, bañarse, careciendo de seguridad y de justicia, éstas son condiciones de vida que no permiten que una persona, una sociedad y más aún, un país, se desarrolle social y económicamente.

Evidentemente estas condiciones son el reflejo de una falta de oportunidades que ellos y sus padres no han tenido y que los enmarca en una situación de pobreza. Al igual que estos niños, sus padres vivieron bajo el mismo contexto social, sin acceso a la educación y capacitación, sin las herramientas y habilidades necesarias para integrarse en la sociedad, acceder a servicios sociales y reclamar sus derechos básicos.

La importancia de que se busquen los esquemas para que nuestros niños cuenten con una educación de calidad, es porque ésta juega un papel importante en la erradicación de la pobreza. El espertiz de los países desarrollados nos habla de que ningún país ha sido capaz de salir de la pobreza sin haber proporcionado una educación adecuada a sus ciudadanos. Se considera que la educación no solo es importante para erradicar la pobreza sino también para promover la creación de riqueza.

Aunque se cuentan desde hace varios años con programas sociales federales como OPORTUNIDADES que se han integrado como políticas de estado para combatir la pobreza, beneficiando con apoyos económicos a las familias mediante la condición de la asistencia y permanencia a la escuela de los niños, pero la calidad de la educación que reciben muchas veces no es la adecuada.

Inclusive hemos visto como en los últimos días seudo maestros tienen secuestrado el sistema educativo del país, provocando el caos, el desorden y la anarquía, siendo los mayores perjudicados los niños pobres que asisten a las escuela públicas que nunca reciben los 200 días de clase y mucho menos una educación de calidad que les permita enfrentar los retos de la vida con posibilidades de éxito y salir del cinturón de miseria en que se encuentran.

Desgraciadamente este círculo se da porque los esquemas son repetitivos, los estudios arrojan que la baja escolaridad de la madre influye, no solo en que no manden a los pequeños a la escuela sino también en el grado de desnutrición de sus hijos e hijas, porque no acuden a centros de salud para cuidados médicos preventivos como control de peso y talla, lo que deja a los pequeños en una posición de desigualdad, ésto nos deja ver claramente que la pobreza se reproduce de generación en generación, podríamos decir que se reproduce a si misma.

La educación constituye un factor clave no solo para la reducción de la pobreza, contribuye al incremento de la productividad del trabajo y por lo tanto al crecimiento económico.

La magnitud de la población en México que sobrevive bajo la línea de la pobreza y bajo la línea de la indigencia es mayor a la que, en promedio registra América Latina y el Caribe según indican estadísticas de 2011 de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL)

Faltan menos de dos años para que llegue 2015 y el objetivo de educación primaria universal recogido en los Objetivos de Desarrollo del Milenio queda muy lejos de alcanzarse todavía. Estos objetivos fueron fijados para darles a los niños pobres el derecho a tener acceso a la educación primaria, como una herramienta para mejorar su interacción con el mundo y romper el círculo vicioso de la pobreza.

La educación es un derecho humano básico, como señala el Artículo 26 de la Declaración de Derechos Humanos, es el motor de crecimiento para poder transitar hacia una mayor productividad y competitividad de nuestra fuerza laboral, favorece a la igualdad de oportunidades, invertir en ella es apostarle a un mejor futuro.

Mtra. en A.P. Rosa Maria Oviedo
rosyoviedo@hotmail.com