El centro Rural and Environment Science and Analytical Services del Instituto Rowett, en Escocia, realizó un experimento, revela que es posible sugestionar la mente para que crea que ha comido y limitar la ingesta de calorías.
El experimento consistía en comprobar si existe una especie de “ efecto placebo” para el apetito, es decir, si ayuda o no la sugestión de nuestra mente.
Con la participación de 26 voluntarios, que desayunaron lo mismo: una tortilla francesa de tres huevos. Al primer grupo se le dijo que se habían usado cuatro huevos y al segundo grupo que se usaron dos.
“Trabajos anteriores ya habían demostrado la influencia de las expectativas de las personas en la sensación de hambre o saciedad, y, consecuentemente, en lo que comen después. Nuestra investigación se ha centrado en la ingesta de alimentos sólidos al principio del día y la ingesta calórica a lo largo de las cuatro horas siguientes, el periodo habitual que media entre el desayuno y el almuerzo. Quienes creían que habían comido menos consumieron una cantidad significativamente menor de calorías que el resto durante todo el día”, señaló el director del estudio, Peter Brown.
En resumen, cuando comas piensa y convence a tu cerebro que estás comiendo más. Una torta de bacalao, piensa en dos; una pequeña rebanada de pastel, piensa que comiste una rebanada gigante.
Otros trucos
Desayuna bien. Un buen desayuno hace que la sensación de saciedad se mantenga durante varias horas.
Las proteínas tienen un gran efecto saciante, así que es es importante que en tus desayunos estén presentes. También cereales integrales y fruta, que son ricos en fibra de calidad. –
Reduce los alimentos saturados
Al mismo tiempo aumenta la cantidad de alimentos naturales. Lo ideal es comer entre un 70 y 80 % natural y el resto procesado.
Come cada 3 o 4 horas
Mantener el cuerpo continuamente en funcionamiento es genial para mantener el metabolismo activo. Comer platos más pequeños de comida cada poco tiempo, evitará los atracones.