El nuevo sistema facilita el movimiento de las vísceras de forma mínimamente invasiva, menos agresiva que la fórmula tradicional. Esto permite que la recuperación sea más rápida y menos dolorosa. Se puede utilizar en un gran número de cirugías sin dejar cicatrices visibles.
El creador de la técnica es el doctor Guillermo Domínguez, de la Fundación Argentina de Buenos Aires. Ya ha sido utiliza en intervenciones digestivas, torácicas, urológicas, oncológicas y para la colecistectomía (extirpación de la vesícula biliar).
“Siempre con éxito y sin complicaciones quirúrgicas”, dijo Carles Ginés, jefe de Sección de Cirugía Digestiva y Torácica Pediátricas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona
¿En qué consiste?
Se introducen, en el interior del cuerpo , unos pequeños imanes con pinzas que permiten coger y mover las vísceras con la ayuda de un imán exterior fijado a la mesa de operaciones, que se puede mover en cualquier dirección.
Son necesarias menos incisiones y, al conseguir mejor exposición de los tejidos que se van a intervenir, se necesitan menos herramientas quirúrgicas.
Esto minimiza el dolor postoperatorio, según explican los especialistas, “las posibilidades que se abren con esta tecnología son inmensas. En unos años, la introducción de imanes dentro del cuerpo será una práctica quirúrgica habitual en el mundo”, asegura Ginés.
La primera vez que se usaran imanes quirúrgicos, en el mundo, fue a una paciente embarazada que sufría de apendicitis sin afectar la salud de ella y su bebé.