Tradiciones prehispánicas de Fin de Año

Entre las costumbres que en la actualidad los mexicanos realizamos el último día del año destacan las tradicionales 12 uvas con sus 12 deseos para el año que está por iniciar.

Comer lentejas o esparcirlas en la puerta de la casa, como símbolo de abundancia; barrer hacia el exterior de la casa, anhelando que todo lo malo del año anterior salga de ella.

Hay quienes usar ropa interior de colores; roja para atraer el amor, amarilla para atraer el dinero o verde para tener salud.

Sin embargo, hay otras tradiciones que se llevan a cabo en las regiones de México que mantienen rituales cuyos orígenes se remontan al periodo prehispánico.

Las diversas culturas que habitaron lo que hoy es el territorio mexicano tenían sus propios calendarios y sus rituales.

Por un lado, los mayas, aztecas y otras culturas prehispánicas de México concebían el tiempo de una manera muy distinta a la actual. Para ellos, el tiempo no era lineal, sino cíclico.

Esto es, cada determinado periodo, los acontecimientos más importantes se repetían, como las estaciones y los movimientos de los astros, como los periodos de guerra, los temidos años de sequía o las devastadoras inundaciones.

La fusión de sus diversos calendarios generaba un “calendario total”, que abarcaba una gran cantidad de años. Por ejemplo, para los aztecas, cada 52 años era un cambio de era y a esta celebración le llamaban la “atadura de los años” o del “Fuego Nuevo”. Para los mayas, cada 20 años era un katun, y cada 20 katunes se marcaba una nueva era o Baktún.

Tanto los mayas como los aztecas realizaban ceremonias, muy solemnes para agradecer a los dioses el comienzo de una nueva era. El fuego era parte fundamental en todo ellos, ya que para las culturas prehispánicas, el fuego es el elemento purificador por excelencia.

En el estado de hidalgo se celebra El Encendido de “lumbradas” cada primero de enero en diversas regiones de Hidalgo, enciende una hoguera en el atrio almenado del ex convento agustino de San Miguel Arcángel. Esta actividad se realiza también los días 2 de febero en la región norte de Michoacán, tierra de los purépechas.

Los totonacos de la Veracruz realizan un ritual en el que participan los curanderos de la comunidad y la ofrenda de sangre de pollo, tamales, pan y flores a los dioses antiguos.

En Oaxaca, los jóvenes zoques se disfrazan de “huehues” (viejos) y “queman” el año viejo para después ir a celebrar en comparsa por las casas de la comunidad. En otros pueblos, los viejos se valen de los cohetes para iluminar el cielo y observarlo detenidamente en el momento que llega el año nuevo. Así podrán saber si será un año de lluvias o de sequías.

Las cabañuelas tienen gran importancia en el México rural. El nombre deriva del décimo sexto mes del calendario maya: Caban, y se refiere a la observación detallada del tiempo de los 12 días iniciales del año, a fin de predecir las condiciones meteorológicas de los siguientes 12 meses.

Los seris, en el desierto de Sonora, en el Norte de México, festejan el 30 de junio y 1 de julio el fin de un año y el inicio del nuevo.

Finalmente en Tuxtla, Veracruz, el año nuevo mesoamericano se celebra el primer vienes de marzo mediante una ceremonia ritual de ofrenda al Sol.