El terrible ataque contra la ciudad siria de Duma, que dejó 49 muertos, ha desatado la ira del presidente Donald Trump y activado la búsqueda de una respuesta contundente con sus aliados.
Aún cuando Moscú y Damasco lo desmiente Estados Unidos considera que se trató una agresión con armas químicas perpetradas por las fuerzas de Bachar El Asad.
Trump, por medio de Twitter, acusó a El Asad de la matanza, responsabilizó a Vladímir Putin por apoyarla y aseguró que Siria iba a pagar un “alto precio”.
Este lunes, el presidente dio un paso más. “Esto es algo que afecta a la humanidad y no podemos consentirlo. Estamos estudiando lo ocurrido detenidamente y hemos tratado de alcanzar a la gente que está allí [en Duma], pero está cercado. ¿Si son inocentes por qué no nos dejan entrar? Si ha sido Rusia, si ha sido Siria, si ha sido Irán, si han sido todos juntos, lo vamos a resolver”, dijo en conferencia de prensa.
La naturaleza de su decisión es un misterio. Pero el giro radical que ha tomado su gabinete, con la entrada del halcón John Bolton, como consejero de Seguridad Nacional, y la designación del director de la CIA, Mike Pompeo, como futuro secretario de Estado, apuntan a una intervención militar.
El ataque mandaría además una señal clara a quienes han creído que Estados Unidos flaquea en Siria. Una idea que alimentó el propio Trump al manifestar hace una semana su deseo de repatriar a los 2 mil soldados desplazados y abandonar el conflicto.
La Casa Blanca se ha adentrado en un debate sobre el alcance de su respuesta. Perdido el factor sorpresa, los expertos consideran que Estados Unidos tiene dos opciones en caso de intervención: un castigo militar aún más duro que el infligido en 2017 a Siria o una acción conjunta con sus aliados que muestre su poderío y amplifique su legitimidad.
A esta última posibilidad correspondería la llamada que el domingo por la noche hizo Trump al presidente francés, Emmanuel Macron. “Ambos líderes condenaron con fuerza los terroríficos ataques con armas químicas en Siria y acordaron que el régimen de El Asad tenía que pagar por sus continuos abusos a los derechos humanos. Acordaron intercambiarse información sobre la naturaleza de los ataques y coordinar una respuesta fuerte y conjunta”, señaló en un comunicado la Casa Blanca.