Dentro del sistema solar son solo dos los cuerpos que tiene una actividad volcánica con erupciones: la Tierra e Io, una de las cuatro lunas que le dan la vuelta a Júpiter y en donde recientemente se ha descubierto la causa de sus erupciones.
Io es un poco más grande que la luna, se encuentra a 588 millones de kilómetros de distancia y tiene 400 volcanes activos. Lo que deriva de estos volcanes es una cantidad de magma que supera por 100 veces la cantidad de magna que todos nuestros volcanes producen en un año.
Es emocionante comprender finalmente de dónde sale el magma y tener una explicación para algunos de las misteriosas señales que veíamos en algunos registros obtenidos por la Galileo”, afirma Krishan K.Khurana, científico de la Universidad de California en los Ángeles (UCLA) y antiguo experto de la misión Galileo.
En la revista Science se dan los datos que el magnetómetro integrado a la Galileo ha arrojado desde 1999. Esta nave fue arrojada en 1989 desde la NASA, en Florida y llegó al planeta Júpiter en 1989. La autodestrucción de este artefacto se produjo en una misión realizada en 2003, con la orden de zambullirse en la atmósfera de Júpiter para no afectar la superficie de las lunas que rodean a este planeta.
“El magma caliente de Io es un conductor eléctrico millones de veces mejor que las rocas normales que se encuentran en la superficie terrestres”, explica Khurana
Se determino que a diferencia de la zona volcánica de la Tierra que está ubicada en el llamado anillo de fuego, en Io los volcanes se encuentran dispersados por todo el territorio, alterando el campo magnético rotatorio de Jupiter y logrando temperaturas que oscilan entre los 1 250 y 1 450 grados centígrados.
El dato más valioso es el hallazgo de unas rocas llamadas ultramáficas, capaces de transmitir la electricidad debido a que provienen del magma al enfriarse. Este tipo de rocas se pueden encontrar en Noruega.