El terremoto de 7.2 grados Richter que afectó ayer domingo la provincia oriental turca de Van, cerca de Irak, causó, según el más reciente balance oficial 264 muertos y 1,300 heridos; los socorristas seguían este lunes buscando desesperadamente sobrevivientes entre los escombros.
La ciudad de Van, cabecera de la provincia del mismo nombre, y el distrito de Ercis fueron las zonas más afectadas, de acuerdo con el ministro turco del Interior Idris Naim Sahin.
El sismo es el más fuerte de los últimos años en Turquía, afectada frecuentemente de temblores.
Muchos habitantes han abandonado Ercis, que está sin luz y agua.
Los rescatistas trabajaron toda la noche, en un frío glacial, a la luz de antorchas o de generadores, mientras que sobrevivientes sin casa se congregaron alrededor de fogatas o acamparon bajo las carpas o incluso a la intemperie, cuando la temperatura no superaba los 2 grados.
La Medialuna Roja instaló tiendas en esta ciudad y distribuyó víveres.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, que reunirá este lunes su gobierno, visitó anoche la zona de desastre para medir la magnitud de los daños.
Centenares de socorristas con perros husmeadores trataban de encontrar sobrevivientes 24 horas después del temblor.
Los habitantes pidieron a las autoridades intervenir en lugares precisos a través de las redes sociales: “Avenida Alkanat, apartamento Vural, Ercis: dos maestras atrapadas en los escombros”, indicaba uno de los mensajes en Twitter.
Fueron los edificios de varios pisos los que se derrumbaron, mientras las casas de un solo piso resistieron intactas.
Ahmet Yakut de la Universidad de Oriente Medio en Ankara, explicó esta situación por el hecho de que las normas sísmicas de construcción no son respetadas.
“Cada piso reduce la resistencia de un edificios cuando no son parasísmicos“, subrayó en la cadena privada NTV, deplorando también la falta de controles por parte de las autoridades locales. Sólo 9% de las casas tienen un seguro antisísmico en esta zona, agregó.
“Turquía no es un país preparado para los temblores, debido a la calidad de las construcciones. No sacamos las lecciones de las anteriores catástrofes”, lamentó su colega, el sismólogo Tugrul Tankut.
Unos 1,300 socorristas, 145 ambulancias, 6 batallones del ejército y medios aéreos fueron enviados a los lugares del desastre.
En la ciudad de Van, con rico patrimonio histórico situada en las orillas de un lago rodeado de montañas nevadas, los 380,000 habitantes sintieron fuertemente el movimiento telúrico.
En 1999, dos violentos sismos en las regiones industrializadas del noroeste de Turquía causaron alrededor de 20,000 muertos mientras que años antes, en 1976, un terremoto había dejado más de 3,800 muertos en la provincia de Van.
Fuente: Agencias