Venezuela es el peor ejemplo del resultado de un gobierno populista, en el que las instituciones se han debilitado tanto que el crimen está desenfrenado. La corrupción es casi generalizada y la calidad de vida ha colapsado, de acuerdo con un análisis del diario The New York Times.
El diario estadounidense publicó el análisis: “El ejemplo de Venezuela: cómo el populismo deriva en autoritarismo”, trabajo desarrollado por Max Fisher y Amanda Taub, citan a diversos politólogos como el holandés Cas Mudde y los estadunidense Kurt Weyland y Tom Pepinsky para explicar la realidad en Venezuela.
De cómo el populismo derivó en autoritarismo en ese país, y hoy es el peor ejemplo de gobierno populista.
“El populismo es un camino que, al principio, puede lucir como una democracia. Sin embargo, cuando se lo analiza hasta su conclusión lógica, puede provocar que la democracia se debilite o incluso se convierta en autoritarismo”, señalan los analistas.
Y agregan “sin embargo, esas consecuencias son evidentes solo después de que el daño está hecho”.
¿Cómo llegó Venezuela al autoritarismo?
El inicio fue en 1998 cuando Hugo Chávez asumió la Presidencia, pasando por sus primeras reformas judiciales en 1999 que le fueron aplaudidas y el posterior descabezamiento de la cúpula del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Las tensiones crecieron en 2004 cuando el TSJ determinó que la petición de un referendo para destituir a Chávez tenía las firmas suficientes para convocarse. Entonces, Chávez se otorgó la autoridad para suspender a los jueces opositores.
Fue el principio del fin del poder del sistema judicial en Venezuela, Chávez se abría camino al autoritarismo.
A lo largo de los siguientes años, de acuerdo con hallazgos del informe 2008 de Human Rights Watch, el “renovado Tribunal Supremo de Justicia despidió a cientos de jueces y designó a cientos más”, apunta Max Fisher.
Los simpatizantes de Chávez creyeron en la retórica de Chávez, en su “populismo de izquierda” de que los cambios eran a favor del pueblo venezolano.
Fisher y Taub recordaron que “cuando Hugo Chávez tomó el poder en Venezuela hace casi 20 años, promovió un populismo de izquierda que parecía estar concebido para salvar la democracia. Pero, por el contrario, ha provocado la implosión del modelo democrático en ese país”.
“El populismo siempre estará en conflicto con la democracia”, por lo que líderes como Chávez, “consideran que cualquier institución fuera de su control es un obstáculo que debe superarse o esquivarse”, señala el politólogo estadunidense Kurt Weyland.
Chávez creó un sistema paralelo de sindicatos, mientras acababa con otros en los que tenía menos influencia, lo que configuró una dinámica en la que los sindicatos chavistas tenían preferencia y los opositores eran castigados, anotó el análisis publicado por The New York Times.
“También comenzó a ejercer un control más directo sobre Petóleos de Venezuela (PDVSA), la compañía estatal que maneja la explotación del crudo venezolano, y no dudó en despedir a más de 18 mil trabajadores cuando organizaron una huelga en 2002″.
Hoy Venezuela vive la más cruel de las economías en América del Sur, no tienen alimentos ni medicinas, hay extrema pobreza en más del 80 por ciento de la población, y la represión a la que ha llegado Nicolás Maduro, el heredero del “populismo chavista”, cobró ya más de 50 vidas.