Por Déborah Buiza G.
Terapeuta y especialista en Desarrollo humano
Recientemente alguien con quien conversaba me ha dicho que pareciera que la vida la veo detrás de unos lentes de color rosa, así todo resulta “maravilloso” e “increíble” a pesar de los eventos desafortunados que me han tocado vivir. Su comentario me recordó a un gran amigo que hace muchos años me dijo “es que tú a todo le encuentras lo bueno o lo bonito”, entonces me puse a reflexionar sobre la manera en la que miramos lo que nos sucede.
Cuando nacemos, miramos con ojos limpios, curiosos, con la inocencia de nuestra mente y de nuestro corazón, todo se ve transparente, luminoso; pero poco a poco, conforme crecemos vamos encontrando “lentes” a través de los cuales observamos la realidad y lo que nos sucede. El color de las gafas con que “miramos” estará determinada principalmente por las creencias que tenemos (y que vamos construyendo en relación con los otros y con la experiencia) pero, ¿podemos decidir que gafas utilizar?
Yo creo que es posible decidir de qué color serán los lentes con que miramos la vida, quienes somos y lo que hacemos, sin embargo no es algo sencillo, primero habría que darnos cuenta a través de que lentes hemos visto hasta ahora y decidir si nos son convenientes y benéficos, después de eso, tal vez ir probando, como quien va a una óptica, lente por lente hasta encontrar aquel con el que nos sentimos mejor (si, la manera en la que miramos también puede determinar lo que sentimos). Al final, es una cuestión de toma de decisión que puede ampliar tu perspectiva, tú puedes decidir de qué color quieres ver lo que te sucede.
Puedes escoger unos “lentes rosas” y ver todo increíble, maravilloso (como de cuento de hadas) y disfrutar de los pequeños milagros y de los sencillos pero grandes placeres de la vida; decidirte por unos “lentes de carencia” y ver a través de la ausencia; o utilizar los “lentes del agradecimiento” y darte cuenta de lo afortunado que eres por todo cuanto tienes en tu vida; tal vez optar por los “lentes víctima” y sufrir por todo aquello que te sucede aun siendo tan “buenito”; escoger los “lentes del odio/ rencor/miedo/envidia” y hacer de tu vida (y la de los demás) un infierno. También es posible utilizar “lentes de aumento” y entonces ver aún más grande lo que sea que mires (positivo o negativo, tú eliges).
Te propongo hacer un experimento, pregúntate que tipo de lentes utilizas y cómo eso ha influido en tu vida, después juega a mirar una misma circunstancia con diferentes lentes y observa cómo te sientes. Es posible que encuentres que ver lo bueno, lo positivo, lo útil, rescatar de la experiencia lo que pueda fortalecerte y mirar con otros ojos lo que te sucede, pueda abrirte nuevos caminos hacia tu bienestar.
Y tú, ¿qué lentes decidirás usar?