1. Beber un vaso de agua antes de comer
Investigadores de la Universidad de Birmingham (Inglaterra) han comprobado que es un método muy sencillo, pero que surte efecto. Su experimento, realizado a principios de este año, consistió en controlar durante tres meses la evolución de 84 personas con sobrepeso. A 41 de ellas se les pidió que bebieran un vaso de agua antes de cada comida principal y, al resto, que se imaginaran que tenían el estómago lleno antes de empezar a probar bocado. Transcurridas las 12 semanas de prueba, los resultados no dejaron lugar a dudas: el primer grupo perdió casi cuatro kilos y medio de peso, mientras que el resto se quedó en los 800 gramos.
2. Raciones pequeñas
A la hora de adelgazar, el factor psicológico juega un papel determinante. Tanto es así, que el simple hecho de ver un plato pequeño rebosante nos sacia más que ver uno grande a medias, aunque la cantidad de comida sea mayor en el segundo caso que en el primero.
3. Masticar mucho cada bocado
Nuestro cerebro tarda alrededor de 20 minutos en enviarnos la señal neuronal de que estamos saciados y si durante ese intervalo de tiempo comemos muy deprisa, comeremos de más. Masticar unas 20 veces cada bocado y dejar el tenedor en el plato mientras lo hacemos es lo ideal para no excedernos con las raciones.
4. Masticar chicle entre comidas
Diversas investigaciones realizadas en 2011 por el Instituto de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Leeds (Reino Unido) concluyen que los efectos del chicle en la regulación del apetito son muy positivos. Por un lado, porque evita que comamos por aburrimiento, y por otro, porque como produce sensación de saciedad, reduce las ganas de tomar el aperitivo y de picar entre comidas. Pero ojo, para que el truco funcione, se tiene que mascar el mismo chicle durante al menos 45 minutos.
5. Acostarnos temprano y dormir más horas
Así lo aconsejan un grupo de especialistas de la Universidad Northwestern de Medicina (Chicago, EEUU), desde que en 2011 descubrieron que las personas que se acuestan tarde consumen alrededor de 250 calorías más que las que lo hacen temprano.
Según una investigación dirigida en 2014 por el doctor Hengyi Rao, de la Universidad de Pensilvania (EEUU), la falta de sueño produce alteraciones en la parte del cerebro que nos ayuda a decidir (en la llamada red de asignación de relevancia) y estas modificaciones nos incitan a consumir más grasas y menos hidratos de carbono, algo que con el tiempo se traduce en un evidente aumento de peso.
6. Mantener fresco el dormitorio
Dormir en una habitación templada, obliga a nuestro organismo a generar más calor, algo que consigue activando la grasa parda, que es la encargada de regular la temperatura corporal. El proceso se produce de la siguiente manera: como fuera hace fresco, las células del tejido adiposo queman más energía para mantener nuestro cuerpo caliente y esto, lógicamente, contribuye a una pérdida de peso más rápida que si dormimos en una habitación cálida y con un pijama grueso.
7. Desayunar bien
Saltarse el desayuno es uno de los errores más extendidos entre las personas que quieren adelgazar, pero produce justo el efecto contrario al deseado. Al llegar a la siguiente comida estamos hambrientos y comemos más y porque el ayuno prolongado pone el metabolismo en forma de ahorro, es decir, revierte el metabolismo de la insulina y hace que almacenemos más grasa.
8. Regaderazo de agua fría para iniciar el día
El agua fría estimula las terminaciones nerviosas y nos ayuda a comenzar el día enérgicamente, y por otro, tal y como comentábamos más arriba, también activa la termogénesis, que es la capacidad del organismo para generar calor, por lo que facilita la pérdida de peso.
9. Tomar vitamina D
Gracias a un estudio realizado en 2009, el doctor Shalamar Sibley, de la Universidad de Minnesota (EEUU), comprobó que la vitamina D activa el metabolismo y que, por eso, a las personas con déficit en esta vitamina les cuesta más perder peso. Para no sufrir esta carencia, además de consumir alimentos como yema de huevo, salmón, caballa, sardinas y setas, es imprescindible exponernos al sol, no directamente claro está, pero sí saliendo a pasear a la calle, por la sombra, todos los días.
10. Hacer el amor con regularidad
Sin duda no es el remedio definitivo para quedarnos como sílfides, pero sí puede ayudarnos a perder algo de peso. Aseguran, médicos expertos en metabolismo, que el gasto energético medio durante cada acto sexual es de unas 85 calorías, lo que equivale a 3 calorías y media por minuto.