El niño, aún sin nombre, nació con cuatro piernas, tres manos y dos penes, resultado de una malformación conocida como gemelo parasitario, que sucede cuando uno de los gemelos nace con miembros de otro que no terminó de desarrollarse en el viente de su madre.
Sus padres se asustaron tanto al verlo nacer que pensaron a arrojarlo al río. Pero un hospital local les ofreció intentar una cirugía. “Me impactó mucho cuando me enteré que la familia, que es muy ortodoxa y supersticiosa, estaba planeando matar el niño arrojándolo al río. No me podía quedar sentado sin hacer nada”, contó el doctor Danda.