Sin temor a equivocarme en lo que escribo, les puedo asegurar que cuando leemos, escuchamos, hablamos o pensamos en Frida Kahlo, se nos vienen a la mente ciertas imágenes recurrentes: la primera es la del traje típico de las mujeres del Istmo de Tehuantepec; luego podría ser la de ella junto a su adorado Diego; después, alguna de sus pinturas que, por alguna razón personal, nos haya marcado…
Bigotes, entrecejo, enaguas, rebozos, huipiles, flores, pinceles, colores, calaveras, dolor, horror, amor e, inclusive, Salma Hayek… Muy pocas veces se habla de los aspectos más íntimos de su vida diaria plasmados en su arte. Así como pintaba la vida misma, también escribía y, en su mirar cotidiano, como todos sabemos, enaltecía los valores de la tierra mexicana.
Mensajes de Frida Kahlo: Ecos de Tinta y Papel es la muestra que explora la mente de la artista con letras, timbres, fechas, fotos y hasta besos color carmín. Esta obra indaga principalmente en la vida privada de la artista mediante sus cartas y telegramas a amigos más cercanos y familiares.
La recopilación de dicho material nos permite tener una perspectiva más de la popular pintora, una mirada diferente hacia los adentros de uno de los iconos más representativos de nuestro país.
Así que, si quieren echar una lagrimita, ponerse pensativos, reír un poco y sentir esa magia que te envuelve cuando estás frente a toda esa belleza en su ambiente original, asistan a esta exposición en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, en la calle Diego Rivera S/N, en la colonia San Ángel Inn.
Siempre que creemos saber todo acerca de la vida de un personaje tan controvertido éste nos sorprende con algo más que desconocíamos. Con Frida es igual: aunque trille y aunque canse, nunca dejará de ser esa mística madre del arte ‘popular’ mexicano cuyo legado nos enseña a sentirnos orgullosos de nuestro país.
Espero que lo disfruten, porque, además de todo lo anterior, la arquitectura del museo, los detalles y el ambiente los hará sentir muy cómodos e identificados con todo lo que ocurrió por ahí en los años 30 (o al menos eso me sucedió a mi). ¡Hasta la próxima!
Taís Kuri