Si hablamos de potencias deportivas en Latinoamérica, viene a nuestra mente sin duda, Cuba.
La isla caribeña, cuna del asentamiento español previa conquista de los territorios que conformaron Nueva España, ha sido ejemplo de poderío deportivo, servicios de salud de primer nivel accesibles y, sin duda, también de pobreza.
Este año, durante los juegos Centroamericanos y del Caribe, la factura llegó para el representativo Cubano. Según Alejandro Céspedes en “Los círculos del Olímpo y la debacle del deporte”; Cuba está viendo las consecuencias de la crisis económica que afectó la alimentación de la generación que creció en Cuba durante las décadas de los años 90 y 2000’s, quienes al carecer de una alimentación adecuada vieron directamente afectado su desarrollo biológico, y no se diga las consecuencias en el desarrollo deportivo que esto acarreo.
Luego de obtener el primer lugar en el medallero, con 227 oros y 364 pódiums totales en un ya muy lejano Ponce (Puerto Rico) 1993, en esta edición del certamen Centroamericano, alcanzó apenas 207 totales y “tan solo” 83 oros.