Seguro recuerdan al vendedor de empanadas de 15 años de las playas de Acapulco que, de la noche a la mañana, se hizo famoso con un video, donde daba rienda suelta a todas sus artes de venta con los turistas. Hablando en diferentes idiomas, ofrecía empanadas de jamón y queso, o su famoso tiburón dietético. Gracias al éxito del video, recibió ofertas de todo tipo y su fama se multiplicó cuando rechazó una supuesta beca de Carlos Slim para desarrollar su talento. Paco prefirió seguir su camino con humildad y dedicación familiar. La gente lo aplaudió por no sucumbir al dinero fácil y al poder de los ricos.
https://www.youtube.com/watch?v=lFOsqhE3LVQ
Las semanas siguientes del video fueron frenéticas para Francisco Orihuela. “Vendía las empanadas por todo Acapulco, pero ahora ya no quiere salir ni a la esquina porque todo mundo lo aborda”, explicó su madre a los medios mexicanos.
Lo que vino a continuación fueron programas de televisión, reportajes de su vida como si fuera un famoso, medios de comunicación siguiendo todos sus pasos, videos falsos con supuestas detenciones y hasta canciones dedicadas a su figura.
Y después… el silencio.
En menos de dos meses, Paco desapareció del mapa. Su fama se esfumó tan rápido como llegó a su puerta. Mucha gente se empezaba a preguntar qué había sido de él y finalmente lo sabemos: Paco, el vendedor de empanadas que dijo NO a Carlos Slim, ahora es Paco el mercadólogo del futuro con su propia página de Facebook, donde da consejos de marketing.
“La gente que realmente le gusta lo que hago, va a conservarse. Encontrarán consejos en mi página, conocerán más de mí, la música que me gusta, pero jamás revelaré mi receta.”
Es cierto que su página de Facebook está un poco desactualizada. Ahora, la cuestión para muchos de sus seguidores es saber por qué no publica con más frecuencia. Marta, por ejemplo, dejó un mensaje a modo de resumen en su muro: “Ya te olvidaron Paco…¿qué pasó con tu fama?”. Una pregunta curiosa, pero cruel a la vez.
Realmente lo mejor que le podía pasar es que se olvidaran de él. Todo el mundo tiene derecho a una segunda vida fuera de los focos porque la fama tiene un precio y parece ser que no es negociable.