Nino Mbatha, de 32 años, dijo a la policía de Estcourt, Sudáfrica, estar cansado de comer carne humana. Aunque se creía que padecía de algún trastorno mental, más tarde encontraron en su casa partes de cuerpos humanos.
También se sabe que formaba parte de un grupo de curanderos que vendían restos humanos para que su comunidad fuera rica, además, el trabajo de Mbatha era asesinar personas para luego comer y vender su carne, pues entre la comunidad existe la creencia que consumir carne de otras personas les generará riqueza.
Aunque en Sudáfrica el canibalismo no es un delito, sí lo es la posesión de cadáveres sin ninguna autoridad.