Por Fernando Peraza– Dicen que para renacer primero se debe tocar fondo: Juventus podría ser el mejor ejemplo de un ave fénix en este inicio de siglo; tan lejano ha quedado aquel vergonzoso escándalo en la temporada 2005-2006.
Después de haber conseguido el título de la Serie A, se habló de amaño de partidos, posteriormente la Juventus perdería el título y su categoría en la primera división, esto fue catastrófico; los de Turín no sólo perdieron la categoría, también jugadores, fanáticos en el mundo e, incluso la credibilidad de algunos que la colocaban dentro de la aristocracia del futbol europeo. Desde entonces, ha recolectado sus cenizas reconstruir los muros de su castillo e intentaron reorganizar su estructura, para poder armar un proyecto deportivo estable.
El regreso a la Serie A no fue fácil al inicio, los equipos de Milán, en especial el Internazionale, tenían una hegemonía en el torneo local desde el descenso del conjunto piamontés. Tan complicado fue su regreso a los primeros planos del futbol del continente europeo que se quedó fuera de algunos certámenes y sus actuaciones en los siguientes dejaron mucho que desear.
Los dirigentes se encontraban desesperados al ver la situación de un equipo sin alma; los pilares y actuales leyendas del equipo no abandonaban el barco como algunos compañeros en temporadas anteriores, el esfuerzo de estos no era suficiente; los refuerzos no funcionaban y la economía del futbol italiano no era tan abundante como años atrás, aunado al hecho de que las grandes estrellas del futbol estaban perdiendo interés por jugar en Italia.
Los Bianconeri no desistieron y aplicaron una profunda reingeniería, un sólido proyecto económico, el cual incluía su propio estadio y un plan para volver a competir con los grandes de Europa. En la actualidad los aficionados recuerdan con risas aquel descenso, incluso reclaman aquel título arrebatado y reasignado al Internazionale.
El proyecto que se construyó está dando frutos en lo económico y deportivo; son el equipo con más ingresos en la Serie A y uno de los tres con su propio estadio; han logrado retener el cetro de campeón desde el 2011. Las contrataciones han sido las adecuadas. Todo esto gracias a la gestión de la familia Agnelli y al entrenador Antonio Conté, el cual regresó al club los lugares que merece dentro de la competencia doméstica. Mientras los aficionados y la prensa enaltecían la imagen de Antonio Conte.
La salida de Conte provocó el desembarco de un técnico que contrastó con los rossoneri, Massimiliano Allegri, uno de los artífices del último campeonato del AC Milan, pero con la misma deuda que poseía Conte con sus respectivos clubes: sobresalir en Europa. Conté era prácticamente dios para los aficionados, pero Allegri logró saldar las cuentas que tenía el equipo con sus fanáticos; llevar a la Juventus a la final de La Liga de Campeones de Europa, además de ganar la Copa doméstica, la cual no obtenía desde la 94-95, asignaturas que no pudo completar el anterior técnico.
Hoy, la Juventus quiere entrar al selecto grupo que cuenta con siete miembros, ese grupo al que sólo se entra ganando un triplete. Para esto luchará contra un equipo que se perfila a ser el mejor club del siglo, dando golpes de autoridad tanto en Europa como en su país. Actualmente la vieja señora coquetea e inclusive percibe el aroma del trébol, mismo que puede conseguir en su cita del próximo seis de junio.