Por Eiren Israel Suárez– El América perdió 4-2 contra Tigres, pero más allá del resultado, que ya de por sí es escandaloso, el equipo está lleno de incoherencias y el pasado sábado demostró en la cancha de los de la Autónoma de Nuevo León que las decisiones del pasado, en especial la de los entrenadores (salida de Mohamed), no han sido las mejores.
Inconcebible es para un aficionado Americanista ver a su club salir al campo con seis defensas de nómina, eso no se vio ni cuando le jugó al Real Madrid en el Mundial de Clubes.
El “Ame” corrió con algo de suerte, y con mucha calidad individual, cuando metió a Oribe Peralta como extremo/volante por izquierda en la Liguilla pasada.
El sábado, La Volpe intentó experimentar de nuevo y Mares no estuvo a la altura. Línea de cinco y uno de los defensas jugando como volante.
Lo único exótico en Monterrey esa noche fue ver a Darwin Quintero como titular cuando está en la lista de transferibles; Michael Arroyo es el cambio del minuto 60 para adelante; Oribe Peralta con 32 años sobre las piernas, sigue siendo el eterno y luchador Oribe; Silvio Romero es un cambio de nueve por nueve. Lo normal.
El América de La Volpe, sus cambios y resultados no están tan distantes al América de Ambriz, aunque esto no significa ni insinúa que con Ignacio las cosas serían mejores, desde esos ayeres las cosas no iban a buen puerto.
Al “Ave” le hacen falta cosas que los directivos, que son los que saben, tienen que identificar y componer, pero nosotros los aficionados, si bien no sabemos cómo tener al equipo que nos gustaría, si sabemos que este no nos gusta.
Habrá quien diga que si los cambios hubieran resultado todos estarían alabando a Ricardo, el argentino, sin embargo, salvo la grata revelación de Edson Álvarez la temporada pasada, no he escuchado a muchos americanistas tachar de genio a La Volpe en esta etapa con los azulcremas, y eso que a los americanistas lo que nos sobra es soberbia.