Por Eiren Moreno– Actualmente para ganarle un partido al Barcelona 4-0 se requiere de mucha fortuna o mucho talento. El París Saint Germain lo hizo, para ello, dio el partido de la temporada, hasta el día de hoy.
Las talentosas piernas de Julian Draxler hicieron un juego de pesadilla para la zaga culé: imparable por la izquierda, definiendo por derecha, desbordó, pasó, defendió e hizo lo que quiso.
Por su parte, Cavani buscó cualquier oportunidad hasta que consiguió que el balón terminó en el fondo del arco blaugrana.
En la ida, se esperaba que una zurda argentina brillara, pero nadie se imaginó que fuera la de Ángel Di María.
Los reflectores del juego se fueron con los anotadores del PSG; sin embargo, Rabiot (que jugo amonestado desde el minuto 3), Verratti y el trabajo de la defensa hicieron un trabajo brutalmente impecable con el que edificaron la victoria.
Cuando Barcelona pierde, Luis Enrique suele ser soberbio y limitado para la autocrítica; sin embargo, lo diga o no, y a la espera del partido de vuelta en Camp Nou, lo exhibido por los catalanes en el Parque de los Príncipes, dejó entrever que no tienen cómo dar vuelta a la eliminatoria.
Es más, hoy a la MSN parece que se le acabaron los trucos de magia.